Salvador lleva más de una semana en coma. Terminaron su tratamiento con antibióticos y, al ver que su cerebro estaba limpio, lo trajeron de vuelta a casa. Elvira lo cuida con esmero, tratándolo como si fuera su hijo menor. Incluso le canta canciones de cuna por las noches, le lee muchos libros y le cuenta todo lo que ocurre durante el día en la casa. El doctor Rossi solo la deja hacerlo; quizás lo que Salvador necesita para despertar es sentirse querido, piensa.Además, el doctor Rossi conversa con Salvador cuando le cambia los medicamentos y lo visita, contándole sobre los avances en la investigación para encontrar a su verdadera madre y ofreciéndose a ser su padre si así lo desea.Todos en la casa pasan tiempo con Salvador. Se reúnen en su habitación para hablar, turnándose para leerle historias. Después de asegurarse de que todo está bien con Salvador, de desayunar y dar un paseo con Elvira, el doctor Rossi decide pasar el día en la casa para descansar. Se encuentra en la terraza,
Amadeo se adelanta hasta estar frente a él. Le indica el sobre que le dio, donde según él, el abuelo de Rossi le explica todo. Asegura ser testigo del testamento del abuelo de Rossi. Él le dejó toda su fortuna y propiedades al doctor. A su difunto padre solo le había dejado la Farmacéutica.— Todo el otro dinero y propiedades son suyos —asegura Amadeo muy serio.— Un momento, señor Amadeo. Yo tengo un testamento que dejaron mis padres, donde me lo dejaban todo a mí —lo detiene el doctor Rossi.— Niño, yo no sé cómo es eso. Pero todo era suyo —contesta Amadeo.— No entiendo nada. ¿Era usted quien le mandaba dinero a Elvira? —pregunta el doctor Rossi mirando al anciano, que toma asiento y comienza a hablar.Relata que es cierto que él ha sido quien le ha enviado ese dinero desde hace años. Cuenta que la noche en la que Elvira había ido a buscarlo a la casa, la señora Rossi no permitió que le abriera. Luego se enteró casualmente de que tenía un niño ingresado en el hospital y había ido a
El doctor Rossi no puede dar crédito a todo lo que ha averiguado; revisa una y otra vez todos los papeles y fotos que están sobre el buró de Romano, quien lo mira en silencio.— ¿Qué haremos ahora? ¡El muy desgraciado tiene a Salvatore cogido muy bien! —pregunta desesperado.— No te preocupes, Rossi, tenemos a Ramiro —trata de calmarlo el detective Colombo—. Debemos cuidar ahora a Salvatore; todos los grupos que colaboran con él deben estar alertas, ya que hemos capturado a Ramiro. Mandaré ahora mismo que lo protejan.— Creo que lo primero que debo hacer es llamar a Alonso para que mande a cuidar a mi hijo, que lo lleve a casa; él fue a trabajar hoy —dice Rossi sacando su teléfono. Romano asiente preocupado por su ahijado. El detective Colombo trata de mantener la calma y asegura que no permitirá que le pase nada a Salvatore. Con los problemas de Evelin, había dejado de lado a Ramiro, pero ahora mismo irá a interrogarlo. Rossi le agradece mucho todo el esfuerzo que hace por su famil
Rossi, al verlo, lo pone al tanto de todo. El fiscal se da cuenta de que es algo muy serio en lo que quieren involucrar a Salvatore. Casio llama a Colombo y le informa que está interrogando a Ramiro. Luego se gira hacia su amigo y le pide que regrese a su casa y no permita que su hijo ni la farmacéutica salgan. El doctor lo observa seriamente. Casio le asegura que arreglará todo y le pide a Fabrizio que no hagan nada, que preparen cuidadosamente todo para evitar que la situación se les escape de las manos. Deben asegurarse de que toda la culpa recaiga sobre Ramiro.— ¿Estás seguro, Casio? —pregunta Rossi, aún preocupado por la seguridad de su hijo.— Rossi, amigo mío, nunca antes me has necesitado para nada. Esta es la primera vez que me pides ayuda —coloca una mano en el hombro del preocupado doctor—. Sé que tu hijo es inocente, por eso haré que ese desgraciado pague caro por meterse con mi sobrino. Te prometo que no permitiré que Salvatore pise la cárcel. Pero no actúen precipitada
Colombo mira satisfecho a Ramiro que tan pronto como se ríe como llora. Ha obtenido la información más importante y continúa interrogándolo durante horas para descubrir qué grupos colaboran con él. Llama a Casio y le informa.Mientras tanto, el doctor Rossi maneja despacio rumbo a su casa, reflexionando sobre todas las nuevas verdades que ha descubierto. Entre las cosas que le entregó Amadeo, vio una foto de su verdadera madre, Evelin, que se le parece mucho. Decidirá buscar su tumba y colocarla en el panteón familiar. El timbre de su teléfono interrumpe sus pensamientos.— Rossi, dígame —responde como siempre.— Somos nosotros —escucha una voz grave que reconoce al otro lado.— Necesitamos hablar urgentemente —escucha la voz apremiante del interlocutor—. Necesitamos que se reúna con nosotros.— ¿Puede ser ahora? —pregunta.— Sí, lo esperamos.El doctor Rossi desvía su auto hacia su nuevo destino, sintiéndose preocupado. Piensa que ellos también pueden ayudarlo a deshacerse de toda la
Oliver vuelve a abrazarla al escucharla decir eso, porque en estos momentos es la única familia que le queda. Para él, es su hermana; la estrecha con cuidado pidiendo que no olvide que lo es.— ¿Qué harías si le aparecieran más hijos a tu papá? —sigue preguntando Oliver.— Quererlos, pero eso no va a pasar. Mi papá es muy cuidadoso —asegura Evelin. Ha tenido muchas mujeres. Se acuesta con ellas. Pero eso era antes de Elvira. Yo quería hace mucho que se casara y me diera hermanos, pero él nunca quiso.— Entonces, si te aparece una hermana o un hermano más, no pensarías que aparecieron ahora porque tu papá es millonario, ¿verdad? —sigue intrigado Oliver.Evelin se detiene y lo mira, luego niega con la cabeza. Avanzan despacio por el hermoso jardín mientras ella le asegura que son muy pocos los que saben que ahora tienen dinero. Pero si le aparecieran más hermanos, no le molestaría. Está segura de que su papá les daría. Ninguno de ellos es egoísta. En estos momentos, su hermano tiene acc
Después de la confesión de Ramiro, el detective Colombo se encuentra con Casio y le entrega la grabación.— ¿Y ahora qué hacemos, Casio?— Pues ya me he enterado de que son muchos pequeños grupos mafiosos que tienen negocios con los laboratorios de Rossi, y todos creen que Ramiro es Salvatore Rossi. Creo, Colombo, que voy a tener que dejar que Rossi le pida ayuda a los de la Cosa Nostra, ellos nos lo pueden poner en bandeja —dice soltando todo su aire—. No quiero involucrar mucho a la policía porque ya sabes, no vamos a poder controlar que no metan a Salvatore preso hasta que terminen la investigación. Hasta ahora, estoy pensando en decirle a Rossi que lo mande al extranjero.— No, Casio, deja que Rossi se arregle con ellos. Él sabe hacerlo y salir limpio de eso —sugiere Colombo de inmediato.— Está bien, llámalo y díselo. Que lo arregle —acepta muy a su pesar el fiscal Casio, que hasta ahora se ha mantenido alejado de todo eso.Colombo saca su teléfono de inmediato y le marca al doct
El doctor Rossi observa al Don en silencio por un momento, luego niega con la cabeza mientras expresa estar muy halagado por la oferta. Pero prefiere seguir viviendo su vida tranquila como hasta ahora, se apresura a aclarar al ver cómo el rostro del Don se ensombrece. Pero eso no impide que puedan llevarse bien. El Don vuelve a reclinarse en su sillón mientras fuma despacio su habano, contemplando al doctor Rossi que le sostiene la mirada firmemente. Luego asiente y comienza a contar que en los últimos días no se ha estado sintiendo bien.— ¿Cree que pueda mirarme ahora que está aquí? Después de hacerme las pruebas y ver que no padezco del corazón, me excedí un poco —confiesa ante la mirada analítica del doctor Rossi.— Claro que sí, siempre que me necesite lo haré —cede el doctor, sabiendo que lo necesita para librar a Salvatore de todo, aunque aclara—. Pero no a toda la organización, señores. Quiero que quede claro, puedo atenderlo a usted ahora. Pero no me convertiré en el médico